Delimitando territorios académicos y describiendo tribus
En Comunicación el campo académico es muchas veces percibido como el desierto de Sahara: interminable.
Parece que la riqueza conceptual que configura el término "comunicación", genera que los límites se difuminen, las fronteras se permeabilicen y en este “el que mucho abarca poco aprieta” se pudo observar el sufrimiento colectivo de quienes elegimos esta carrera.Ya que la falta de definición del objeto de la disciplina, parece ser el principio de muchos de nuestros males.
Que si las teorías son malas o desactualizadas, que si la práctica es poca, que si se prepara para el mercado o para la reflexión crítica fueron los temas de un debate que parece no agotarse en su simple enunciación.
En cuanto al concepto de “hacer carrera” coincidimos en que es sumamente difícil insertarse en un mercado laboral que no tiene claro que puede hacer un comunicador social y por ende ese hacer lo puede ejercer cualquiera.
En este punto pudimos realizar una autocrítica en torno a la falta de colegiatura y matriculación de los egresados de nuestra carrera, como una gran paradoja “los comunicadores no se comunican” y sobre esa base no podemos organizarnos.
Cuando tuvimos que definir criterios en cuanto a la reputación profesional y a las recompensas sociales que buscamos al ejercer nuestra profesión, surgió una importante contradicción: mientras que trabajar en los medios masivos de comunicación mendocinos parece ser socialmente favorable, a tal punto de convertirse en una “celebrity local”, en el campo de lo académico es considerado inferior o poco capaz aquel que “vende su alma en pos de un lugar en los medios”.
Como conclusión podemos decir que la tribu de los comunicadores no logra establecer códigos comunes y definidos que delimiten el campo amplísimo en el que nos movemos, generando malestar y sufrimiento a sus integrantes y permitiendo la intromisión de otras tribus a nuestro particular espacio disciplinar.
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Prof.Martín Elgueta -